
El ejemplar que pudieron observar todos los alumnos, había vuelto a la acumulación de unos dedos de agua en el fondo de la charca, buscando alimentarse o puede quizá que reproducirse cuando subiera el nivel de agua.
La charca se encuentra a la espera de que caigan todas las hojas del otoño para quitarlas, evitando la excesiva eutrofización del agua, por un alto aporte de materia orgánica (aunque la buena población de Daphnia magna la controle bien). Le viene incluso bien, detectándose en años anteriores importantes poblaciones de miles de ejemplares de estos filtradores naturales, con concentraciones elevadas de hojas secas caídas de los árboles del bosque) y puesta de nuevo en funcionamiento tras su llenado con el agua de la acequia y/o esperemos que de lluvia.
La charca se secó de manera natural en agosto siguiendo el ciclo natural al que está adaptado el gallipato en su hábitat del sureste. Las 80 larvas de gallipato de los rescates del verano que había, terminaron la metamorfosis y pasaron a fase terrestre. El gallipato encontrado por su tamaño de 15 cm, nos hace pensar que es un ¡superviviente de segundo año! Es un hallazgo de mucho interés científico y medio ambiental del éxito del Proyecto de reintroducción de la especie por el Valle del río Darro.
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